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martes, 10 de abril de 2012

El tío de la calva

Si hay algo que no soporto de la semana santa es al tío de la calva. Mira que hay cosas por lo que te puede chocar esta celebración. Por ejemplo la cantidad tan enorme de nazareno que transcurren por las calles de Sevilla y que te hace interminable el desfile. Los pisotones que te dan en las bullas. La madre que se empeña en meter el carrito de su chiquillo en el lugar más difícil del recorrido, poniendo en peligro la vida de su vástago y la de los demás. Los ultracapillitas que solo entienden de respeto cuando se trata de sus cosas, y no se dan cuentan que ocupan ciudades y pueblos durante una semana, con ruidosos estruendos de tambores y calles repletas de ceras, y luego cuando les corta el paso una manifestación se vuelven unos basiliscos. Pero como el tío de la calva, ninguno.




¿Qué quien es el tío de la calva? Ser, ser no es nadie en concreto, sino muchos a la vez. Más o menos como Dios. Omnipresente. Esta en todos los lugares donde hay un paso de semana santa. ¿Qué a que se dedica? Pues está claro su fin. A estropearte la toma del video que quieres hacer de la cofradía. Te pongas donde te pongas, te coloques donde te coloques, siempre, siempre sale en las imágenes el tío de la calva. A veces, esa calva es minúsculas y redondita, otra tipo payaso, las que poseen cuatro pelos, pero todas, todos son inevitables. No hay manera de esquivarlas y llegan hasta irritarme. Supongo que este acto el tío de la calva no lo hará adrede, pero después de tanto tiempo grabando video, hasta lo dudo. Es como una venganza porque uno aún tiene bastante pelo. Es un rescoldo de envidia que te putea bastante.

El tío de la calva lo mismo está en la acera, que en balcón, en lo alto de un contenedor, o al otro extremo de la calle. El caso es enseñar su triste plataforma desértica. Es increíble la agilidad que posee para robarte el plano y sobre todo sorprendente la capacidad que tiene para aparecer en el mejor momento de la grabación. Que gira la cámara hacía la izquierda, hacia allí gira él, que si a la derecha, pues lo mismo. Que haces un picado para esquivarlo, imposible.

A veces el tío de la calva tiene la facultad de multiplicarse y de vez en cuando aparecen seis más. Cuando más confiado estás es cuando le gusta atacar.

Yo a veces he pensado llevar alguna gorrilla para podérsela ofrecer mientras ruedo, pero no sé como reaccionaria. Si el tío de la calva es capaz de hacer todo lo anterior enumerado, no quiero ni pensar lo que me puede decir o hacer si le ofrezco una gorra para tapar su aeropuerto de mosca. Creo que ese tío tiene que ser por naturaleza violento. Por eso, hasta ahora me he librado de intentar establecer un diálogo con él aunque una vez estuve a punto de hacer, menos mal que por los pelos ni lo intenté.

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